Lucio Victorio Mansilla nació el 23 de diciembre de 1831 en Buenos Aires, en el seno de una familia destacada de la sociedad argentina. Era hijo del general Lucio Norberto Mansilla, militar de reconocida trayectoria, y de Agustina Ortiz de Rozas, hermana de Juan Manuel de Rosas, lo que lo vinculó desde joven con las tensiones políticas del país. Su infancia transcurrió entre una estricta educación y un ambiente cultural privilegiado. Desde muy joven mostró una personalidad curiosa, rebelde y refinada, con gran interés por los viajes, la lectura y la vida intelectual.
En su juventud, Mansilla sirvió en el ejército y participó en distintas campañas militares. Sin embargo, su carácter inquieto lo llevó también a vivir experiencias fuera del ámbito castrense. Viajó por Europa, Asia y África, donde entró en contacto con distintas culturas y desarrolló una visión cosmopolita que marcaría profundamente su pensamiento y su estilo literario.
A su regreso a la Argentina, combinó la carrera militar con la política y la escritura. Fue diputado, senador, diplomático y periodista. En 1870 publicó su obra más célebre, Una excursión a los indios ranqueles, en la que narra su viaje al territorio ranquel, al mando de una misión diplomática del gobierno nacional. El libro, además de ser un testimonio de ese encuentro con el mundo indígena, constituye una profunda reflexión sobre la identidad argentina, la civilización y la barbarie, y las tensiones entre el progreso y la tradición.
Mansilla fue un hombre de espíritu moderno y pensamiento crítico, con una pluma elegante, irónica y observadora. También escribió ensayos, artículos y memorias, donde mostró su agudeza para analizar la sociedad y su amor por la libertad individual.
Pasó los últimos años de su vida en Europa, donde continuó escribiendo y reflexionando sobre su país desde la distancia. Murió en París el 8 de octubre de 1913. Su legado combina el valor literario con el testimonio histórico, y lo consagra como una de las figuras más brillantes y singulares de la cultura argentina del siglo XIX.
Comentarios
Publicar un comentario